Cuando nos referimos a las piscinas de cloración salina, hablamos de un sistema de un sistema de desinfección de piscinas que cada día gana más adeptos. Incluso, este método va evolucionando con el paso del tiempo. En la actualidad, la cloración salina es solicitada para mantener limpias y desinfectadas las aguas de piscinas públicas y privadas.

En un principio, la inversión económica que hay que realizar es más elevada que la que se hace en piscinas  convencionales. Se ha demostrado que, en tan solo seis años, el coste se ha amortizado y, a partir de ahí, económicamente también es una ventaja.

¿Por qué debemos decantarnos por las piscinas de agua salada?

Lo primero que debemos tener en cuenta para que este tipo de desinfección funcione correctamente, es que hay que estar pendientes del control de dos variables: cloro y pH.

Es verdad que la desinfección depende de la cloración. Pero no precisa de elementos químicos, puesto que el proceso se produce gracias a una reacción de la sal y el agua.

Si depende del cloro, ¿cuál es la diferencia?

La cloración salina pretende simular el sistema de desinfección del agua del mar, pero con una concentración salina 8 veces más pequeña. Se utilizan 4 gramos de sal por cada litro de agua, ya que, de otro modo, estaríamos estropeando el sistema depurativo y no conseguiríamos nuestros propósitos.

Lo que se utiliza para la desinfección de piscinas es cloruro de sodio. Simple y llanamente, sal. A través de su descomposición natural, que se basa en un sistema gaseoso, obtenemos sal y cloro de la solución salina.

Este sistema permite una limpieza más eficiente de las aguas de estos recintos. La acción se la debemos al cloro y otros componentes que intervienen en el proceso denominado electrólisis o, lo que es lo mismo, oxígeno activo.

Estos elementos combinan su acción con el proceso de oxidación de cualquier tipo de materia orgánica que esté presente en el agua, sobre todo los electrodos. Llegados a este punto ya hemos obtenido cloro, sin que haya tenido que intervenir el ácido cianúrico o cualquier otro aditivo indeseado.

La cloración salina ha evolucionado mucho y las empresas multiservicios notan sus progresos. Cada vez son más clientes quienes la solicitan no solo en piscinas, también en spa, lagos, parques acuáticos, balnearios o cualquier instalación que precise de un sistema depurativo.

Ventajas de las piscinas de sal

El desembolso inicial es un poco más elevado, puesto que la instalación requerirá de un clorador con piezas de titanio. Sin embargo, es un precio completamente asumible y, a cambio, nunca más tendrás que comprar cloro. Estas razones harán que a medio plazo acabes ahorrando en mantenimiento y en productos químicos.

La instalación es muy sencilla y la puede hacer uno mismo, aunque también estará bien si lo dejas en manos de tu personal de mantenimiento. Lo importante es que te asesoren bien.

Ten en cuenta que existen cloradores salinos para todo tipo de instalaciones de agua y debes escoger el que se ajuste a las necesidades de tu piscina. Así, uno más grande del que precisas solo serviría para que tuvieras más gasto en energía.

Por otro lado, debes saber que no es necesaria una piscina de nueva construcción para que instales este tipo de sistema de desinfección. Puedes contactar con tu personal de mantenimiento y ellos te dirán cómo acondicionar tu piscina de toda la vida.

¿Será como bañarse en el mar?

El sistema permite usar la piscina todo el año y decir adiós a las rojeces de los ojos y los picores de la piel. La razón es que la sal que se produce no se debe a ningún agente químico y, además, la concentración de la misma es bajísima, por lo que no afecta a los seres humanos, a mascotas o a los propios equipos.

Sin embargo, para quienes crean que podrán tener un trocito de mar en casa… la respuesta es categóricamente negativa. El nivel de salinidad que alcanza una piscina es unas 8 veces menor que la del agua marina. Ten en cuenta que en el agua de mar se da una concentración de sal de casi 40 gramos por litro, mientras que en las piscinas salinas esa cantidad se queda entre 5 y 7 gramos.

No obstante, los niños de la casa y las mascotas te agradecerán no tener que soportar el picor de ojos y unos restos de sal tan elevados como en la playa.

De todos modos, sí que hay que advertirte de algo. Se puede producir un desequilibrio en el nivel de pH del agua. Suele ocurrir cuando se produce la disociación del cloro y el sodio. Pero basta con hacer una sencilla comprobación del nivel. Además, si ya tienes piscina, estarás acostumbrado a este tipo de control que también se realiza a las instalaciones con agua clorada, donde el desequilibrio es aún más acusado. Anímate, las piscinas de cloración, salina son una gran inversión.