En este artículo se va a profundizar sobre cómo es y en qué consiste la cloración salina de una piscina.

¿Qué es la cloración salina?

Entre los sistemas más populares y tradicionales como tratamiento desinfectante para el agua están el cloro y el bromo. Pero lo cierto es que la exposición continuada a este tipo de productos químicos cuando te sumerges en la piscina puede ocasionar problemas de salud si no se utilizan adecuadamente.

La cloración salina es un proceso de electrolisis que se realiza mediante un aparato, por el cual se añade cloruro sódico o sal común y se procede a la separación del cloro y del sodio. Gracias a este tipo de cloración se produce el cloro suficiente para que se pueda desinfectar el agua de la piscina.

La electrólisis es una célula que se instala en el circuito de retorno y contiene unos electrodos que generan la producción de cloro. La cantidad de cloro que se produce varía en función del amperaje que pasa por la célula. A mayor amperaje, mayor será la cantidad de cloro.

¿En qué consiste la cloración salina de una piscina?

Para que un sistema de cloración salina funcione, se añaden cinco kilogramos de sal por cada metro cúbico. Para que puedas hacerte a la idea si lo comparamos con el agua del mar, la concentración allí es de 35 gramos por litro, es decir, la de la piscina es ocho veces menor que la del mar y, por supuesto, también es inferior a la que puedes encontrar en una lágrima.

El equipo clorador tiene un alimentador de corriente continua que está conectado a un electrodo y facilita que pueda circular el agua salada. Este electrodo está formado por unas placas paralelas conectadas una al polo negativo del alimentador y otra al positivo.

En el polo negativo se produce una reducción al formarse hidrógeno molecular e iones hidroxilo. En el polo negativo se producen las dos reacciones de oxidación: una que procede del agua y que produce oxígeno molecular y otra procedente de la sal que produce cloro molecular.

Es decir, del electrodo resultan hidrógeno, sosa o hidróxido de sodio y cloro. Este cloro en medio acuoso produce ácido clorhídrico e hipocloroso.

El ácido hipocloroso es un gran desinfectante para las algas, bacterias y otros patógenos. Además, es capaz de producir ozono, que también es un reconocido desinfectante. La sosa es neutralizada con el ácido clorhídrico y se vuelve a regenerar en forma de cloruro sódico, lo que hace que no se pierda ningún producto.

Por todo ello, se puede concluir que los elementos que intervienen en las reacciones son completamente diferentes a los de un sistema de cloración mediante productos químicos, lo que quiere decir que sus propiedades también serán distintas. Además otra de las ventajas es el fácil mantenimiento de piscinas de cloración salina, al que cualquier comunidad de vecinos debe tener en cuenta.

Es importante que sepas que la cantidad de cloro que puedes producir mediante la electrólisis varía en función de la salinidad del agua, la limpieza y calidad de los electrodos, la intensidad de la corriente aplicada y, por supuesto, del tamaño de la piscina.

La mayoría de los sistemas salinos de cloración que puedes adquirir en el mercado incluyen ciclos de auto-limpieza automáticos, lo que hace que cambiando de forma periódica la polaridad de los electrodos la cal no se quede incrustada y dañe el sistema. Por tanto, los sistemas son más longevos.

¿Tiene mantenimiento un clorador salino?

En realidad, sí se precisa un mantenimiento por parte de tu empresa de multiservicios de la comunidad de vecinos.

Los equipos actuales facilitan mucho el mantenimiento, como todo lo que hemos mencionado anteriormente. A pesar de todo, la cal y otros minerales se acumulan en los electrodos y forman unos sedimentos que cubren las placas metálicas, lo que hace que se reduzca la producción de cloro. Esto es frecuente si el agua es dura, es decir, si tiene un alto contenido de cal.

Si un equipo se avería puede dejar de producir cloro o puede generar una gran cantidad, lo cual puede ser muy peligroso. En caso de detenerse, el agua puede tornarse verde por la aparición de algas en un corto espacio de tiempo.

¿Hace falta medir el agua teniendo equipos automáticos?

A pesar de los sensores y las funciones para medir los parámetros del agua, es recomendable medirla al menos una vez a la semana si notas que el agua no está como debería. Si el pH baja bruscamente puede ser debido a que una sonda se haya descalibrado y, como consecuencia, se tendrá que vaciar la piscina.

Es necesario medir el agua cuando hay una ola de calor y comprobar que el clorador genera más cloro del que se evapora. Si el nivel baja bastante, habrá que aumentar la depuración en tiempo y añadir un poco de cloro al agua o un estabilizador.

Como ves, es necesario analizar todos los elementos para tomar la decisión de realizar en tu piscina una cloración salina o química. Cuéntanos, ¿Cuál es tu elección?